21 de noviembre de 2024

Bodegas López Cristóbal: 30 años de apuesta por los vinos de finca en la Ribera burgalesa

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Bodegas López Cristóbal cumple 30 años y tres generaciones de historia. Todo comenzó a mediados del siglo pasado, cuando el abuelo de Galo López Cristóbal, actual gerente de la bodega, empezó a dar forma a un proyecto que haría realidad su hijo, Santiago. Así, en los años 80, coincidiendo con el nacimiento de la DO Ribera del Duero, Santiago
López y su esposa Lola Cristóbal apostaron por plantar y cultivar sus propios viñedos. Toda una labor de transformación de la finca agrícola familiar que en 1994 se traduciría en la fundación de Bodegas López Cristóbal.

Galo, hijo de Santiago y Lola, continúa hoy con este legado, acompañado de su esposa Cristina Rodero. Con formación en ingeniería industrial, aporta una visión propia en la que su estirpe viñadora marca la diferencia.
La base de Bodegas López Cristóbal son sus viñas: 70 hectáreas de viñedo propio que son la clave de la calidad e identidad de sus vinos amparados bajo la D.O. Ribera de Duero. Viticultores de corazón, sus vinos son fruto en exclusiva de las uvas de sus viñedos, situados en distintos pagos de Roa de Duero: La Linde, La Colorada, Manvirgo, Valera y Los Centenales, entre otros, a los que se fueron sumando viñedos viejos de Pedrosa de Duero, como Machín o El Carril.
Así, los vinos de López Cristóbal hablan el lenguaje de sus fincas, de sus terruños, de una manera limpia, sin artificios, basándose en el respeto a la fruta y en una crianza que aporte longevidad y complejidad, pero de una manera equilibrada. Vinos que transmiten la discreción y cercanía de los López Cristóbal, creados para ser disfrutados.
“En estos 30 años hemos entendido el vino como una forma de vida. Empezamos de cero, pasando por momentos difíciles y también buenos, pero hemos sido muy afortunados por poder consolidar este proyecto. Ahora nuestro futuro está en seguir posicionando la viña en un lugar primordial y conseguir cada vez vinos más auténticos y personales”, explica Galo López Cristóbal.
La bodega tiene el relevo generacional asegurado para continuar con este proyecto, ya que el hijo de Galo, Iván, está actualmente estudiando Enología y ha comenzado sus prácticas en la bodega.

Vinos de finca y riqueza clonal

López Cristóbal Albillo Mayor, La Linde, La Colorada, Parcela Uno, Bagús y Viracocha. Cada uno de sus vinos procede de un único viñedo, marcado y diferenciado por el carácter de los suelos en los que se asienta. Las viñas de la propiedad tienen edades diversas, alcanzando los 90 años las más longevas.
Gran parte de ellas se encuentran junto a la bodega, en el Pago La Linde, en las inmediaciones de Roa y no muy lejos de la margen izquierda del río Duero, donde domina el suelo calizo. El resto de viñedos pertenecen a la margen derecha, un terruño en el que la caliza convive con la arcilla, lo que le aporta una frescura e identidad especiales. En todos ellos y desde sus comienzos se practica una agricultura ecológica y respetuosa con el entorno.
En este sentido, hay que destacar el profundo interés de López Cristóbal por preservar la diversidad y riqueza varietal, apostando desde sus inicios por la diversidad clonal, un hecho remarcable pues en su momento predominaba la homogeneidad genética. Ahora, esa diversidad se ha convertido en una herramienta estupenda para conocer y mitigar los efectos del cambio climático, especialmente en su viñedo de albillo mayor, compuesto por 14 clones diferentes y que se plantó hace 30 años como parte una investigación que se llevaba a cabo en la Estación Enológica de Castilla y León. El resultado es un viñedo único, que representa toda la riqueza clonal que encierra esta uva en la Ribera del Duero.
Abiertos a los avances en la investigación y la tecnología, sus esfuerzos se focalizan en ayudar a que el viñedo se exprese en sus vinos, potenciando, con la mínima intervención posible, su conexión con el origen.


Bodega López Cristóbal


En los años 30, Santiago López inició en la Ribera del Duero un proyecto familiar cuyo empujón definitivo en el mundo de la viticultura llegó en los años 80, coincidiendo con los comienzos de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Su hijo, también llamado Santiago, tras unos años como viticultor, elaboró su propio vino, creando Bodegas López Cristóbal. El nombre es el resultado de la unión de dos apellidos (López, por parte de Santiago, y Cristóbal, por parte de Lola, su esposa). Galo, miembro de la tercera generación supuso una ayuda determinante en la consolidación definitiva de la bodega, así como el aporte de un carácter muy personal a los vinos. Ahora, en 2024, la bodega cumple 30 años, consolidando, además, el cambio generacional.
La construcción que alberga la bodega de López Cristóbal, rodeada de viñedo, mantiene la estructura de la finca agrícola que fue y a la que se sumó, en 2005, el edificio anexo de una antigua harinera construida a principios del siglo XX, una edificación típica de la arquitectura industrial de la época, levantada en piedra, ladrillo mudéjar y madera.
Pueden presumir de ser ‘vignerons’ de la Ribera del Duero, pues todo el viñedo que utilizan para elaborar sus vinos es propio. Además, en cada una de sus etiquetas se esmeran por reflejar la identidad de un único viñedo. La clave de sus vinos está en dar el máximo protagonismo al viñedo, con mimo en la viticultura y la mínima intervención posible, para conseguir vinos elegantes, equilibrados, con personalidad y sin maquillajes, que puedan servirse en una mesa y hacer disfrutar a los comensales.

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